Los peligros del acceso directo siempre surgen cuando otras personas pueden tener tu dispositivo en sus manos. Por ejemplo, durante registros domiciliarios, confiscaciones e incautaciones por parte de la policía. Sin embargo, los accesos físicos no deseados no sólo pueden dar lugar a la visualización involuntaria de datos. También pueden utilizarse para instalar aplicaciones maliciosas, como programas espía.