La policía también puede intentar presionarte verbalmente. Pueden decirte que entregar la contraseña atenuará la pena. O que te devolverán el teléfono más rápidamente. O puede que te digan que te saldrá caro si descifran tu smartphone profesionalmente. Mantente firme y niégate a entregarlo. En caso de duda, ponte en contacto con un abogado.