Muchas aplicaciones recopilan datos de localización y los comparten con redes publicitarias y comerciantes de datos. Esto permite seguir cronológicamente tu vida en un mapa geográfico.
Es importante entender que tener activado el posicionamiento no significa automáticamente que alguien conozca tu ubicación. Tu teléfono calcula su propia ubicación con la ayuda de satélites, pero éstos sólo pueden transmitir. Por tanto, los satélites no saben dónde estás. Sólo resulta problemático cuando las aplicaciones comparten tu propia posición a través de Internet.